jueves, 20 de junio de 2013

La Ibiza más auténtica

Cuarto día en Ibiza y por ahora nada de fiestas, y es que como ya avisábamos esta isla tiene mucho más que el ocio nocturno, aunque aquí comience a retumbar por todos sus rincones la música electrónica desde la tarde. Este jueves hemos conocido la Ibiza rural, la artesanal, la de las historias ibicencas, payeses, danzas, folklore y gastronomía típica, en definitiva, la más auténtica.


Comenzamos la mañana sin movernos demasiado del THB Ibiza Mar en el que nos estamos alojando. Desayunamos fuerte aprovechando su buffet y nos fuimos al centro de San Antonio, concretamente a la estación de guaguas en la que nos esperaba Nacho, el pionero en la introducción de trenes turísticos en Baleares y es que sólo un tren en Gran Canaria es más antiguo que el suyo. Durante dos horas de duración nos muestra en un divertidísimo recorrido la zona más verde de la isla, la de las buganvillas, viñedos, árboles frutales y grandes extensiones de plantaciones.





Sí, reiteramos lo de muy divertido y es que Nacho es un auténtico showman. Podríamos hacer una apuesta y seguro que la ganaríamos porque pocos adivinarían su edad con un espíritu tan joven, sus continuas bromas en todo el trayecto y el ingenio de un niño en un cuerpo de hombre. Lleva ya 25 años realizando cada día 3 viajes en los que su humor, trabajar siendo fiel a su estilo han creado el éxito de este trenecito que no sería igual sin su presencia.










Hasta Santa Inés llegamos en un agradable paseo y allí tomamos una rica sangría, pero esto no es todo, retorcidos de risa bajamos de nuevo hasta San Antonio con sus chistes, bromas y espectáculo mientras conduce su trenecito express. Un tren turístico al que no dudan subirse los propios ibicencos y es que un show de este estilo no entiende de nacionalidades sino de ganas de pasarlo bien mientras disfrutas de la naturaleza que te rodea en todo el recorrido. Por sólo 14 euros disfrutarás de esta enriquecedora experiencia.





Ya por la tarde nos desplazamos hasta Sant Miquel en el que todos los jueves por la tarde a las 18 se realiza una exhibición de bailes y ropa típica. En el corazón de Ibiza, en sus pueblos y con su gente nos sentimos como en casa. La amabilidad, la dulzura y bondad de su gente es su bien más preciado y nosotros lo estábamos disfrutando desde por la mañana. Nos invitaron a grabarles y nos enseñaron muchísimas cosas entre instrumentos y trajes tradicionales, hasta acabamos tomando un licor de hierbas desde el porrón sin mancharnos. A su vera el mercadillo en el que productos 100% naturales y artesanales te obligarán a sacar algún euro de la cartera porque no te dejarán indiferentes.





Y de mercadillo a mercadillo, en esta ocasión al de Sant Rafael. Nos había avisado Nacho que podíamos ir en el trenecito por la tarde y allí estaba con el tren lleno de gente con ganas de ver, y regocijarse con el arte ibicenca. Sabrosísimos platos típicos, auténticas piezas obras de arte hechas a mano en las que la madera, la paja, la piedra, la pintura, el metal...se combinaban para perfeccionar lo que una máquina sería incapaz de hacer. ¿Por qué? Por el amor y dedicación que le ponen a cada pieza, convirtiéndola en única. Allí conocimos las historias de jóvenes y mayores, además de comprobar el legado hippie del movimiento de la década de los 60 que convirtió a Ibiza y Formentera en capitales de este colectivo junto a Amsterdam en Europa.










Con un bello atardecer en pleno mercadillo que se extendía hasta las 23.30 nos volvimos, con Fer aquejado de gripe pero feliz, como Vero, de conocer mejor la auténtica Ibiza. La que llena de verdad.





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