martes, 6 de agosto de 2013

¡Roma a pie!

          ¡Buongiorno a tutti! Gran día el de hoy, y gran pateada que nos hemos pegado, superior a la de ayer segurísimo.

          Ayer tomamos el bus turístico, y como el mismo ticket nos vale durante 2 días pues hoy lo volvimos a coger, y esta vez con un destino en concreto, el Vaticano.


          Probablemente la forma más espectacular de llegar a la Plaza de San Pedro sea por la Via della Conciliazione, desde la cual  divisamos la enorme cúpula de la basílica. 

          ¡Ahí estaba!, la Plaza de San Pietro (Plaza de San Pedro), situada a los pies de la inmensa Basílica con el mismo nombre. La curiosidad del nombre se debe a que en esta basílica está enterrado el primer Papa de la historia, San Pedro.

          La Plaza de San Pedro es una de las más bellas y majestuosas del mundo. Con unas dimensiones espectaculares ha llegado a albergar a más de 300.000 personas y su construcción duró 11 años. 


          Lo que más impresiona son las 140 estatuas de santos en lo alto de las columnas que bordean esta plaza. Justo en el centro se encuentra el obelisco, y a cada lado una fuente, aunque una de ellas la cogimos en obras...

          Desde el año 1377 el Vaticano ha sido y es la residencia de los Papas. Sobre la cátedra de San Pedro se han sentado ininterrumpidamente 266 Pontífices. La ciudad del Vaticano es un Estado independiente regido por el sumo Pontífice.
 

          Nos despedimos de este pequeoño Estado y nos dirigimos hacia el Castillo de Sant'Angelo, una enorme fortaleza muy cerca del Vaticano. 

          Mandado a construir por el emperador Adriano, en un principio fue ideado para ser usado como mausoleo, aunque pocos años después se convirtió en un edificio militar.

          El castillo está coronado por la estatua de un ángel, esto se debe a que en el año 590, el Papa Gregorio I tuvo una visión del Arcángel San Miguel sobre la cima del castillo que le decía que la gran epidemia de peste que en esos momentos estaba devastando la ciudad iba a acabar.


          Existe además, un corredor fortificado que conecta el Vaticano con el castillo. Esto fue pensado para la protección del Papa ya que en caso de que se encontrara en peligro pudiera escapar atravesando el mismo. Gracias a Dios solo un Papa ha tenido que usarlo, el Papa Clemente VII en 1527. 

          La siguiente parada del día no fue otra que la elegante Plaza Navona, muy popular en Roma por ser el lugar en el que se encontraba el Circo Agonal, donde los ciudadanos romanos en el año 86 disfrutaban de los juegos atleticos griegos.



          La plaza cuenta con tres fuentes, pero sin lugar a dudas la que se encuentra en el centro de la misma es la más llamativa, la "Fontana dei Quattro Fiumi" (la Fuente de los Cuatro Ríos). Justo en el centro de la fuente hay un obelisco enorme rodeado de cuatro estatuas que representan los ríos más importantes de la época: el Nilo, el Ganges, el Río de la Plata y el Danubio. 

          La zona es muy agradable, con varios restaurantes, terrazas y pintores, pero la plaza que visitamos después de ésta también es de las más populares y tranquilas, aunque muy concurrida, de Roma: Piazza dei Popolo.


          Una plaza famosa por la Iglesia de Santa María del Popolo que guarda dos bellísimas obras de Caravaggio. Subimos por la parte Este de la plaza y llegamos hasta los Jardines del Pincio desde donde tuvimos una mejor vista de la plaza.

          Ya que estábamos cerca y nos habían hablado muy bien del lugar, nos acercamos a la Villa Borghese. Sin duda uno de los parques urbanos más grandes que hemos visitado, comparable con el Hyde Park de Londres o el Central Park de Nueva York. 
 

          Entre los jardines podrás encontrar varias esculturas y monumentos típicos romanos de diferentes épocas entremezclados entre la naturaleza de este parque. Un parque ideal para pasear en familia, en pareja o incluso solo, además es perfecto para practicar deporte.




          Ya con casi 12 km recorridos a pie nos dirigimos a la última parada del día, el Campo di Fiori. Recibe su nombre por el hecho de que fue construida sobre un campo de flores. Es una de las zonas más populares por sus pequeños puestos mañaneros, tipo mercadillo, y al caer la tarde se transforma en el lugar ideal para cenar.




          Sin más por el momento y totalmente rendidos llegamos al hotel a descansar. Ya casi nos hemos recorrido el 75% de la capital italiana. Mañana será un día más tranquilo y no tan largo, esperamos. ¡Ciao!

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