Tomamos el metro y llegamos a la oficina de "L'Opentour" donde, gracias a nuestra agencia de confianza TuBillete.com, hemos cogido un pase de dos días para recorrer la ciudad de París en guagua a nuestras anchas, bajándonos y subiéndonos de la misma cuando queramos.
Primera parada, el Museo del Louvre. El museo de arte más visitado del mundo y uno de los más importantes.
¡París, París, qué bella ciudad, pero qué frío hace hoy!
Parada más que obligatoria, no se tiene ni que presentar, el símbolo de París, el monstruo de hierro... ¡La Torre Eiffel!
Casi sin tiempo visitamos la catedral de Notre-Dame. Dato curioso es que, aunque parezca increíble, es el monumento más visitado del mundo con 12 millones de visitas anuales, 3 millones más que la Torre Eiffel.
Tiempo para almorzar y regresar al hotel volando para prepararnos, ya que lo que nos esperaba esta noche iba a ser algo mágico.
Tras haber recorrido una de las ciudades más bellas del mundo por tierra, decidimos visitarla desde otro punto de vista, por mar (más bien por río), y disfrutar de una agradable cena por el Sena, valga la redundancia.
Entre vino y vino...
...cayó la noche, y con ella llegó la belleza. Si ya es bonita de día, aún más increíble por la noche.
Una ciudad que te embobará de día y te enamorará de noche.
Simplemente maravillosa.
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