jueves, 29 de agosto de 2013

Veraneando en las playas de la Costa del Sol, no te puede faltar un espeto

La Costa del Sol, en el litoral de Málaga, es el centro neurálgico del turismo en Andalucía. Millones de pernoctaciones de turistas llegados de todo el planeta se producen especialmente en el periodo veraniego, en el que el sol, la gastronomía, los inmejorables servicios y la amabilidad andaluza satisfacen todas sus necesidades. En esta jornada nos hemos animado a conocerla a fondo, a descubrirla.


Para aprovechar el sol pero evitarlo en su hora punta, nos montamos en nuestro coche de SIXT y seguimos la ruta de anteriores días, pero en esta ocasión no paramos en Benalmádena sino que nuestra primera parada fue Fuengirola. El Toro de Osborne, originariamente expuesto en la geografía nacional como valla publicitaria y que ahora constituye un símbolo del paisaje español, te da la bienvenida sobre un cerro mientras en el litoral kilómetros de arena te hacen perder la vista en busca del final de la playa. Más de 8 kilómetros de costa suman las siete playas de bandera azul que dispone este municipio en un entorno urbano, con inmejorables servicios de hamacas, bares, comercios, chiringuitos y muy seguro, con varios puntos de socorristas y policías recorriendo la playa.







Paseando por la playa podrás comprobar que sobre todo son británicos, alemanes y nórdicos los que disfrutan del sol malagueño mientras se dan un baño, se tuestan sobre la cálida arena o practican todo tipo de deportes acuáticos.


Cuando el sol aprieta lo mejor es ir a un chiringuito, ponerse a la sombra y coger fuerzas para seguir disfrutando de la tarde. Nosotros nos refrescamos con unas bebidas bien frías y el placer para los paladares, refrescante y sabroso, un buen gazpacho andaluz.


Después de comer decidimos seguir nuestra ruta y paramos en Marbella, punto turístico por excelencia en la Costa del Sol y seguramente de Andalucía. Con el lujo de Puerto Banús con sus yates, los grandes chalets, las casas en primera línea de playa y sus playas de arena fina atraen a muchos turistas, especialmente famosos.




Cada persona tiene su plan cuando va a la playa: coger sol, disfrutar de un picnic en familia, jugar a las palas, pescar cuando los bañistas abandonan la playa, realizar obras de arte con la arena y demostrar el artista que llevas dentro o simplemente, el que nosotros finalmente decidimos, relajarnos con el sonido de las olas, en un entorno espectacular, un ambiente agradable y deleitándonos un precioso atardecer.





Y si empezamos nuestro recorrido de la Costa del Sol por el suroeste lo terminaríamos por el sureste, concretamente en El Palo, para conocer de primera mano la técnica de espetar en uno de sus bares más típicos "El Tintero". Y es que este modo de cocinar el pescado, a las brasas, es típico de Málaga. Sobre todo son sardinas las que se doran por ambos lados, atravesadas con precisión por el espeto.




Cajas y cajas de sardinas se espetan cada día y nunca sobran. Las colas son interminables y si no siempre podrás degustarlas accediendo a la subasta de pescado, que consiste en que los camareros sacan los diferentes platos de la cocina y van ofreciéndolos por las mesas. Al final se come con los ojos y acabas escogiendo algún plato que no tenías pensado, y es que los andaluces tienen mucho arte y arte es también su gastronomía.




La playa agota, así que nos recogemos para estar frescos para mañana, que disfrutaremos de la Feria de Málaga. ¿Se volverá a vestir Vero de flamenca? ¡Compruébalo tú mismo leyéndonos mañana!

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